Digan lo que digan, porque por mucho que me intenten convencer, nunca llegue a ver lo con mis propios ojos, nunca vi nada que pudiera hacerme daño, pero las palabras duelen y mas cuando vienen de lugares en los que piensas que no existe la mentira, pero el mentiroso se tropieza consigo mismo, no se cree sus propias mentiras y el tiempo se convierte en aliado, y por supuesto te ayuda a desenmascarar a esos falsos amigos, o a esa bellas personas, y solo me hará falta un vistazo rápido para comprender que se ha delatado a si mismo/a.
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